Esta vez yo quería agradecerte, siempre tuviste la razón llegaría el día que toda la tristeza que sentí se volvería sonrisas fuertes y contagiosas, siempre supiste que los kilos que baje producto de la desilusión no serían nada mas que kilos siendo recuperados, tenías toda la razón cuando me susurraste que algunas veces un plan de vida no funciona y muy en el fondo nunca funcionara, en ese momento no había que tener miedo, te quedaste conmigo para decirme que el miedo es algo que echa raíces y la vida no viene con un segundo nombre llamado “miedo”, me dijiste que esto se vive con amor, esta tormenta que pensé que me mataría, solo era agua, solo era una tormenta que era mucho mejor pasarla con los brazos abiertos y levantados, al punto de convertir la lluvia en parte de tu piel, las pequeñas gotas calándose por tus ojos eran el remedio perfecto para saber que la lluvia tenía que cumplir su ciclo que por más que oraras para que no fuese a llover era algo que estaba completamente destinado y esta prueba no era para mi mejor amiga, no era para mi hermana, este proceso era mío y siempre lo será, porque todos los días estamos aprendiendo, este era mi crecimiento, era el momento para poner en practica mi corazón, y mi alma, que aun con la lluvia inundando todo, sigues creyendo que todo estará bien, sigues pensando que la vida es algo maravilloso que no puedes darte ese lujo de dejar pasar, sigues creyendo en el amor, sigues buscando un mundo en donde poder armar un hogar cálido y sincero, quizás nunca lo encuentres, quizás esta guardado, quizás aún no es el tiempo, solo tienes que entender una cosa, seguirás siendo feliz de eso se trata aún recuerdo ese momento en la carretera cuando entre nuestra conversación te pedía poder saltar ese muro tan grande y tan alto que a veces pensaba que no estaba preparada, ahora me puedo dar cuenta que siempre tienes preparado los momentos para enfrentar nuestros miedos, nuestras desilusiones y por sobre todo nuestros errores, después de tanto tiempo tuve que ver esa parte que se formó en una pesadilla, mi dolor de estómago, el motivo de mi pérdida de peso y mis lágrimas incontrolables por las mañanas, pensando que toda tristeza era mejor apagarla con un vaso de alcohol pero este era mi proceso, el proceso que me hizo crecer, el proceso que me hizo ser mucho más valiente frente a mis demonios.
Resulta que verte de pie mirándome fijo fue como haberme parado en contra Goliat, fue darme cuenta que estaba todo superado, estaba todo mi mundo en calma, yo estaba siendo feliz, por primera vez deje de sentir ese dolor en mi estómago, deje de sentir ese pánico y esa vergüenza que no merecía y hoy quería agradecerte por hacerme mucho más grande, de corazón y de espíritu, sigo pensando que no soy la mejor, siempre te digo que soy una atarantada y que mi personalidad es tan distinta a la tuya, pero aun así sigo teniendo esa parte tuya ese ADN corriendo entre mis venas esa voz que me hace conectar mi mundo al tuyo y por muy lejos que estemos siempre somos uno, siempre vas adelante y en este mundo eres la mejor arma para derrotar todos los fantasmas que quieren atormentarme, hoy solo quiero pedirte que alejes eso malo, que alejes la falsedad, y las malas intenciones, nunca te pediré algo que sea vanidad solo quiero ser una persona con sabiduría, estoy segura que algo tienes preparado para mí, el camino dejara de bifurcarse, las cosas comienzan a salir bien y vuelvo a recordar tu voz diciéndole a una niña de 16 años “Se feliz” la que ahora acercándose a sus 29 años lo ha logrado entender y con la sencilla razón de saber que ahí estarás para recordármelo hasta mi ultimo dia.
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