sábado, 12 de enero de 2013

Bitácora de viaje


Bitácora de viaje.




Un día despertaste y supiste que necesitabas vacaciones, supiste que no querías seguir caminando hacia el trabajo y que necesitabas con urgencia un relajo.

Mis vacaciones empezaron más tempranas de lo habitual, es que cuando tienes tantos recuerdos  algo comienza a estresar y una baja de ánimo comienza a notarse en tu hablar en tu mirar y en tu forma de relacionarte con tus pares, así que  fui directo donde mi jefa y con autoridad le dije: “Necesito mis vacaciones, mientras más luego será mejor para mi” y tome la primera ronda de vacaciones, una buena amiga me dijo que ella también las había pedido en la misma fecha, para que saliéramos y la verdad lo único que quería era hacer mis maletas y llegar a un lugar donde nadie te conoce y empezar a encontrar todas las partes de tu ser que se perdieron aquí en Santiago y la verdad  aveces las encuentras en el lugar que menos lo piensas, para mí no es una huida sino un retiro en donde puedo pensar en mi, en donde veo todo con otra mirada ,una mirada más pausada donde solo te importa ver el paisaje y conocer nuevos lugares, así que arme mis maletas y en la misma noche, les dije a mis padres me voy de vacaciones con mi amiga, tome el primer bus de la mañana y en el mismo terminal decimos casi por azar donde llegaríamos, véanlo como una locura pero lo fue, llegamos a Quientero, la quinta región y mientras iba en el bus pensaba en todo lo que dejaría en Santiago y todo lo que  posiblemente encontraría en ese lugar, no teníamos donde llegar ni comida, llevamos una cantidad de dinero y muchas expectativas como jóvenes emprendiendo una aventura, al bajar del bus un hombre ofreció su tarjeta y con ella una oferta de una cabaña muy acogedora con todas las comodidades para dos mujeres como nosotras ,sin compromiso lo acompañamos y fuimos  ver que tal era el lugar y al llegar, nos dimos cuenta que era justo lo que buscábamos con agrado aceptamos, fuimos al supermercado y luego pasamos toda la tarde en la playa para terminar la noche en la cabaña tomando una rica sopa y viendo películas, al otro día nos dirigimos a una excursión que  nos llevaría a recorrer todas las playas, hasta llegar a la cueva del pirata dejamos los pies en la playa y entre fotografías y risa todo fue más grato,  mientras me daba cuenta que una parte de mi había regresado y eso me hacia feliz, al regresar a la cabaña tomamos un baño y que creen, nos arreglamos para salir, llegamos a una disco en donde bailamos y conocimos gente muy agradable, nos quedamos hasta el final pero todo era parte de la salida, no sentíamos cansancio ni sueño, para comenzar al otro dia, nos preparamos para ir a horcón nos juntamos con un buen amigo y pasamos toda la tarde en esa playa nos bañamos y les contare que en el intento de ser una nadadora profesional , una ola nos arrastro a mi y a mi amiga hasta la orilla entre risas y revisando que el bikini este en perfectas condiciones  nos dimos por vencidas y nos fuimos a tomar sol, al terminar la jornada tomamos el bus que nos llevo a Quintero nuevamente  nos arreglamos para salir nuevamente en la noche y sin cansancio ni sueño volvimos a salir, bailamos hasta que cerraron y fuimos en compañía de los amigos que hicimos en todas esas salidas, la pasamos excelente , sacamos miles de fotos los animadores nos saludaban y entre risas nos hacían saber que pronto habría que volver a la realidad y que esta noche dejáramos todo en el pista de baile, nos acostamos con el sol saliendo pero todo estaba permitido estábamos de vacaciones y todo era posible, despertamos unas horas después y nos fuimos a comprar los pasajes cuando compras los pasajes te das cuenta que lo bueno viene en frasco pequeño y que es mejor quedarse con el gusto de saber que lo poco fue bueno que extenderlo y que quizás las cosas no resulten bien, aprovechamos hasta el último minuto en ese lugar, nos fuimos a la playa, anduvimos en bote, reímos, grabamos videos y miles de bitácoras de viajes, dejamos en cada playa una marca y en cada lugar un poco de nuestro encanto y simpatía, degustamos de una ricas empanadas camarón queso  compramos muchas artesanías y luego un chapuzón en una playa mas tranquila que no nos llevara a la orilla rodando , nos dijo que era hora de regresar a la querida ciudad que nos esperaba con ansias para hacernos pedazos nuevamente con estrés y trabajo, pero esta vez veníamos con otra mente y otra energía, regresábamos dispuestas a afrontar todo nuevamente con más fuerza porque habíamos descansado y todo lo malo se había esfumado en tan pocos días, al momento de tomar el bus nos despedimos de esa hermosa cabaña y de la señora que muy amablemente nos trato, caminamos al terminal con nuestras maletas y mucho mas repuestas de todo, nos subimos y dijimos adiós Quintero, pronto volveremos pero esta vez por muchos más días.


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