Hace unas semanas supe que serias una niña y la verdad en mi interior algo me decía, tienes razón “es niña” luego comenzaba a recordar los sueños que había tenido y me decía a mí misma “no puedo estar tan equivocada con mis sueños” yo te veía en uno de ellos, corriendo por un pasillo con tu piel blanca y mejillas rojas, tus ojos color miel y miles de chochos cayendo por tus hombros, sonriendo y diciéndome mamá y creo que en ese momento no dimensionaba lo hermosa que eras, porque mi pregunta era ¿es mi hija? Ella me miraba fijamente mientras subía a mi cama, mientras que por ese mismo pasillo corría un niño que nuevamente me llamaba mamá…
El tiempo ha pasado muy rápido y me doy cuenta que ya voy camino para los siete meses de embarazo tengo una panza que cada día crece en mi interior vive una niña que es inquieta y juguetona, que desespera cuando mamá no descansa, que se mueve cuando la escucha reír a carcajadas, en el fondo tu y yo hemos crecido todo este tiempo, mi mente ya no es la misma, tampoco lo es mi corazón, debe ser que por primera vez estoy entendiendo lo que significa amar, estoy entendiendo un poco más del amor de Dios de ese que sin merecerlo es nuestro, tan misterioso e incomprendido, algo tan sublime y no tangible un regalo que pocos comprenden pero yo si lo medito, en mis pensamientos, en mis oraciones, en esos momentos en donde hablamos sin tapujos, sin repetir frases, ni citar versos, solo nosotros, solo una habitación y dos corazones latiendo fuertemente, en ese momento comienzo a comprender el amor... comienzo a comprender eso que mamá sentía cuando nos miraba fijamente, cuando desde lejos sus ojos se llenaban de lágrimas y sobre todo cuando en los momentos más felices siempre soltaba lágrimas, era algo que no lograba comprender hasta que vi su rostro a través de una pantalla.
Son miles de emociones, las que se multiplican cuando miro a mi alrededor, cuando miro mi familia, cuando miro la cara de mi pareja, cuando veo mi casa, mis cosas, mis logros y mis fracasos, mis tristezas, mis desilusiones y mis anhelos, mis llantos y mis frustraciones y en cada uno de ellos te he visto, aun sin merecer nada, arreglaste mi vida, me diste un nuevo comienzo y una nueva esperanza, que hoy tiene nombre y se llamara Isabella, no tengo dudas, no tengo miedos, porque mi corazón aprendió a vivir confiado, porque hoy se quién va delante, se quien rodea mi casa, se quien cuida mi entrar y mi salir y después de tantos años logre tener paz, logre tener comunión y me di cuenta que es un sello que nadie ni nada nunca podrá borrar.
Hoy en medio de mi proceso de maternidad, estas en todos lados Dios, te veo en sus patadas fuertes por las noches, te veo en los detalles que la gente tiene conmigo, te veo en el rostro del hombre que será su papá y solo puedo buscar más formas de agradecer, solo puedo darme cuenta que tu amor es misterioso, no existe día que en el que no me levante y de las gracias por la comida en mi mesa, por la vida que tenemos, por el amor enorme que hemos encontrado como un tesoro muy escondido, por ver a nuestra hija crecer cada día, hoy me doy cuenta que cuando pablo decía “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”. Fil 3:7, 8, me doy cuenta que todo era basura cuando estaba lejos de casa… comienzas a entender que no importa como llegues, siempre estará la casa de papá para volver a sanar, para volver a sentir, para volver a vivir y para volver a tener una nueva oportunidad…
Mañana cumpliremos 27 semanas mi Isabella, en mi existe un mar de emociones y dudas respecto a lo que se viene, cuando viene el miedo suelo pensar que todo estará bien y mi corazón confía, he intentado darte la mejor estadía junto con tu papá, te hemos amado desde que supimos de tu llegada, no sabes toda la gente que hoy está esperándote, que te está soñando, eres la noticia más maravillosa que hemos recibido, eres amada por toda la eternidad y hoy te bendigo y lo hare hasta que Dios decida llamarme a su presencia.